De repente lo ves claro, siempre has pensado que la cocina era pequeña, que a tu habitación le vendría bien un vestidor, que los espacios de tu casa no están bien aprovechados, que las tuberías y la instalación eléctrica son viejas, o muchos otros motivos que te impulsan a pensar que lo mejor es hacer una reforma en tu casa.
¿Y ahora, qué hay que hacer?
Pues lo primero de todo elegir una constructora de confianza, que disponga de interioristas y arquitectos para asesorarte en la mejor manera para optimizar los espacios de tu hogar, además de proporcionarte las mejores soluciones para obtener la mayor eficiencia energética.
Y después empezar a planificar las obras e informarse de los trámites administrativos que debemos iniciar para no tener sorpresas con los organismos competentes. Toca entonces pensar qué tipo de obra vamos a poner en marcha, porque en función de lo que implique la reforma, tendremos que lidiar con Ayuntamientos, tasas, impuestos, recogidas de escombros y demás servicios.
Ya que no es lo mismo modificar acabados e instalaciones interiores, que cambiar la distribución de la casa, tirando o levantando tabiques aquí y allá; si nos planteamos modificar la estructura de la misma; o además realizaremos una reforma que suponga modificar elementos comunitarios o ampliar su superficie
En función de la envergadura de la reforma y de aquellos elementos que se modifiquen, necesitaremos desde un simple permiso municipal, la supervisión de un técnico colegiado, o la autorización de la comunidad de propietarios, pasando, claro está por el pago de diferentes tasas y permisos.
Si quieres saber más, fuente: El Blog de Anida