Ante la actual crisis energética y las restricciones que comienzan a impulsarse desde la administración para contener el gasto eléctrico, diversas alternativas hasta ahora minoritarias y escasamente conocidas por el gran público están ganando un importante impulso. Es el caso del autoconsumo en sus diferentes modalidades, una vía de ahorro energético acorde con el proceso de descarbonización cuyas principales claves abordaremos en este artículo.
Autoconsumo individual
El caso más habitual, por lo menos hasta ahora, es la producción de energía para el consumo en viviendas unifamiliares o empresas, de manera que en los tejados o cubiertas se instala un número preciso de placas fotovoltaicas para generar energía que abastezca determinadas necesidades energéticas. En este aspecto, hay que tener en cuenta que la producción de los paneles no es homogénea ni a lo largo del día ni del año, ya que depende de variables como las horas de sol, la orientación de las placas o las temperaturas que se registran.
Las instalaciones fotovoltaicas individuales están conectadas a la red general para recibir compensaciones necesarias en los momentos en el que la producción propia no es suficiente o, incluso, para enviar los excesos de producción a la red general, convirtiéndose cada propietario en consumidor-productor. En algunos casos, se puede disfrutar de una instalación aislada de la red general si se dispone de baterías de acumulación efectivas.
El autoconsumo, por otra parte, no solo se centra en la producción energética, ya que también se puede dar por minieólica o por otros sistemas relacionados, por ejemplo, con la producción hidroeléctrica que pequeña escala.
Autoconsumo colectivo
En los últimos tiempos se está extendiendo una visión colectiva del autoconsumo a través de entidades colaborativas, tanto en el ámbito residencial como en el industrial o institucional. Una de estas figuras ya reguladas son las comunidades de energías renovables, por la cual un conjunto de individuos, cooperativas, asociaciones o empresas que se asocian legalmente para producir, distribuir y consumir su propia energía.
En este punto, hay que tener en cuenta que más del 60% de la población española reside en viviendas horizontales. Por lo tanto, la propiedad de los tejados para la instalación, por ejemplo, de placas fotovoltaicas es compartida. En ese caso, las comunidades de vecinos deben ponerse de acuerdo para su instalación, para la distribución de la energía y para el reparto de los gastos. Desde las últimas modificaciones por parte del Gobierno central solo es preciso el acuerdo de un tercio de la comunidad para su instalación, aunque los gastos y la producción solo se distribuirán entre los propietarios que haya apoyado el autoconsumo colectivo.
Necesidades para la fotovoltaica
A la hora de dar el paso hacia el autoconsumo a través de placas fotovoltaicas, hay que tener en cuenta una serie de variables. Aunque sea evidente, lo primero será saber si tenemos un tejado o una cubierta en propiedad. El siguiente paso pasará por conocer la superficie útil que podremos utilizar para las placas solares, ya que las sombras de elementos externos -otros edificios, alturas de inmuebles cercanos, árboles, etc.-, desniveles o estructuras como chimeneas, claraboyas o tuberías restan espacio. La orientación de nuestro tejado es fundamental también, ya que la situación ideal para optimizar la producción es hacia el sur. Además, la inclinación de los paneles tiene que ser de 30 grados aproximadamente para conseguir una producción efectiva, lo cual pude restarnos también superficie útil.
Por otra parte, debemos contar con un control exacto de nuestro consumo. Es decir, necesitamos analizar en detalle las facturas de nuestra compañía eléctrica. Los datos que suelen facilitar reflejan además de la energía consumida, la evolución en los últimos meses, los picos de consumo y los contrastes entre estaciones.
Tomando como base estas cuestiones podremos calcular qué cobertura necesitamos, qué placas podemos instalar, de qué tamaño y de qué superficie disponemos. Lo recomendable es tener estas variables más o menos claras antes de consultar con diferentes proveedores para contrastar presupuestos.