Desde la perspectiva legal, el ámbito de aplicación del Real Decreto 390/2021 en España dispone la obligatoriedad, desde el año 2013, del certificado de eficiencia energética para inmuebles inscritos en determinados supuestos:
- Edificios de nueva construcción.
- Edificios o partes de los mismos susceptibles de operaciones de compraventa o alquiler.
- Edificios pertenecientes u ocupados por una Administración Pública cuya superficie total útil sobrepase los 250 m2.
- Edificios o partes de los mismos en los que se realicen reformas o ampliaciones, en las siguientes circunstancias: intervención superior al 25% de la envolvente térmica, ampliación en la que se incremente más de un 10% el volumen total e implantación o renovación de las instalaciones térmicas que requieran la elaboración o modificación de un proyecto de instalaciones térmicas.
- Edificios que precisen la puesta en marcha de una Inspección Técnica del Edificio.
Contrariamente, existen algunas excepciones. Sería el caso de aquellos edificios protegidos por su valor histórico o arquitectónico, los destinados a ejercer como lugares de culto, inmuebles ocupados menos de 16 semanas anuales y los que no superen los 50 m2 de superficie útil total.
Respecto a la validez del certificado, el mismo goza de una vigencia de 10 años, a contar desde el momento de su emisión.
En aras de la sostenibilidad
El precepto no solamente procura la confección de un ámbito legal al que ampararse, sino que también da alas a la promoción presente y futura de inmuebles de la más elevada eficiencia, alzando el vuelo hacia el camino de la sostenibilidad y el cuidado del planeta.
Los datos en el día a día
Teniendo en cuenta que cerca del 30% del consumo de energía y el 40% de las emisiones de CO2 estatales provienen de las distintas edificaciones, el trabajo a favor de la disminución de dichos porcentajes resulta de capital relevancia para el ahorro doméstico y, especialmente, para el cumplimiento del objetivo cero emisiones.
En esta área, desde el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) concluyen que un inmueble que exhibe la certificación A consume hasta un 90% menos respecto a uno clasificada como G, algo muy importante sabiendo que el 31,2% del presupuesto anual de las familias españolas se destina al pago de la vivienda y sus suministros, englobando agua, electricidad, gas y otros combustibles.
Adicionalmente, la institución avala la existencia de únicamente un 0,25% de los edificios con certificaciones energéticas A o B. Así, más de la mitad de inmuebles levantados en nuestro país, en concreto el 52,02%, cuentan con etiqueta E. Por último, el 18% se inscriben dentro de la certificación energética G.
En la actualidad, dicha casuística tiende cada vez más a invertirse. De esta forma, casi el 45% de edificios de nueva construcción son A o B, al tiempo que los tres últimos niveles son ostentados por menos del 20% de inmuebles.
Sin mirar atrás
En Cando trabajamos día a día en pro de la sostenibilidad, siendo ejemplo de ello promociones Passivhaus como la de Pérez Costanti en Santiago de Compostela. Mirando hacia el futuro, nuestros proyectos son diseñados desde el primer momento procurando la contribución al cuidado del planeta.